Desde Diez Mil Años, reconocemos que nos faltan casi todas las respuestas. Pero hay algo en lo que somos muy buenos: haciendo preguntas. Tenemos una lista interminable de buenas preguntas que van retroalimentándose y potenciándose entre ellas, generando más y mejores interrogantes. Allí radica nuestro mayor valor. Nuestra intención es ser un lugar de encuentro para pensar desde las dificultades más pequeñas a las que se enfrenta un productor cotidianamente, a los problemas globales más fundamentales reunidos en torno a la agricultura, para poder dar con sistemas más humanos de producción, fuentes de prosperidad y abundancia para las personas que trabajan la tierra.

Alguna vez nos preguntamos si era posible colaborar con una revolución en el ámbito terrenal a través de la virtualidad. Ya en el camino, hemos saciado cualquier tipo de duda. No dejamos de sorprendernos de los intercambios de experiencias, de las conversaciones tan estimulantes de las que somos parte día a día, de todo lo que puede cambiar una comunidad con las mismas inquietudes, los mismos interrogantes, o las mismas preguntas de base.

Nuestros facilitadores o guías en las conversaciones son seleccionados teniendo en cuenta no sólo la experiencia académica o el conocimiento teórico, sino también el haber atravesado la experiencia de haber llevado tanto a sus campos como a sus negocios a un nivel excepcional.

No siempre sabemos qué es lo que nos mueve a aprender. A veces una necesidad de ser sustentables económicamente y muchas, pero muchas veces, esa hermosa necesidad intrínseca de no saciar nunca nuestra sed de exploración que nos recuerda que somos humanos. De algo estamos seguros: de que nuestro tiempo y nuestra atención son recursos extremadamente limitados. Por eso, elegir un buen lugar al cual dirigirnos, es sin duda una decisión clave de nuestros procesos. Bienvenidos a Diez Mil Años.